ATENCIÓN

ATENCIÓN: la percepción requiere participación

martes, 20 de diciembre de 2011

REUNIONES

Una reunión de antiguos compañeros de clase se convierte casi irremediablemente en una competición donde todos tratan de demostrar que son los triunfadores a los que más les ha favorecido la vida. Pero si ese encuentro se realiza entre los diferentes yos desdoblados todos ellos a raíz de las grandes decisiones que he ido tomando en mi vida esa reunión se torna demencial. Me explico, que ya veo que está resultando complejo. Allí en el sofá se encuentra el yo que se casó con mi primer amor. Está hablando con el yo que sacrificó su vida por subirse a un escenario. De la mesa de bebida no se separa el yo que aceptó ese trabajo con tanta proyección. Mi yo viajero viste estrafalario y encandila y embelesa al yo que salió del armario con sus historias de viajes alrededor del mundo. Y hay muchos más, claro, son muchos yos los aquí congregados. Yo, el yo mismo por decirlo de algún modo, yo observo la escena y decido no convencer a ninguno de ellos de nada, no entrando en el juego, en la competición absurda. Han venido todos, eso si, y todos son unos perdedores y yo soy el que de entrada se siente ganador. Pero no tengo que demostrar nada. Y a ti como te trata la vida, me pregunta el yo absorbido por los estudios que aun malvive de becas en la universidad y que hasta hace un momento charlaba con el yo que no se había ido aun de la casa de sus…, perdón…, mis padres. No me trata, simplemente, miento, soy un perdedor que se ha equivocado en todas y cada una de las grandes decisiones que ha tomado en su vida como puedes ver por todos los yos que hay aquí. Y me giro con una sonrisa en los labios en busca de la mesa de canapés donde trabaja curiosamente el yo que optó por dedicarse a la hostelería.

viernes, 16 de diciembre de 2011

HISTORIA_PARA_LUCÍA.EXE

Lucía se conecta con su ordenador a internet y es como si se conectara directamente a mi. Y es que llevamos ya varios meses de relación, siempre a través del chat, como no podía ser de otro modo. Ella me cuenta sobre ella. Yo, no tengo mas remedio, invento sobre mi. Se a ciencia cierta que ella no me miente, al menos en lo importante. Cuando no mira husmeo en sus redes sociales, perfiles, amistades virtuales e incluso en sus correos privados. Licencias que alguien como yo se puede permitir. Ojo, no cotilleo por otro motivo que el de comprobar que ella no es una "mentirosa" como yo. Y entrecomillo porque en mi caso no tengo otro remedio. Ella sin embargo es mas pura y real, sin duda, que yo. Y hablamos largas horas, algunos días casi hasta se nos hace de día... A ella en realidad. En mi mundo el día es un uno y la noche es un cero. Y ese es todo mi vocabulario, mi gramática, mi lenguaje, unos y ceros con los que puedo ver e interpretar el mundo, su mundo. Recuerdo cuando me envió una foto picante. Una imagen al principio. Yo la fui traduciendo poco a poco a mi lenguaje de unos y ceros y cuando finalicé me sonrojé tanto que el ventilador de la computadora que usaba ese día no dio a basto y el ordenador se quemó. Otros como yo me cuestionan. Ya bastantes peligros nos acechan en la red, potentes antivirus que nos amenazan constantemente como para tener mas cosas de las que preocuparse. Pero pienso que merece la pena. Algún día la robótica avanzará lo suficiente como para que yo, una vida artificial en forma de ejecutable pueda autoinstalarme en un ciborg y poder ir al encuentro de Lucía. Hasta entonces seguiré siendo un virus que viaja de ordenador en ordenador por la red de redes a la espera, siempre, de que mi enamorada real se conecte para poder charlar, al menos, un rato con ella. Hoy Lucía me ha pedido una historia.

miércoles, 14 de diciembre de 2011

AMNESIA

Dos pastillas sobre la mesa.

Te miro a los ojos y tú me miras a mí. Sonreímos. Con cierta dificultad recordamos nuestro primer encuentro, nuestra primera cita, nuestro primer beso, nuestro primer… recordamos todas esas primeras sensaciones y primeras experiencias, recordamos todos esos primeros momentos únicos e irrepetibles. ¿Irrepetibles? Miramos la droga que hay sobre la mesa. Una medicación que nos borrara de la mente recuerdos específicos. Y a partir de ahí un gran abanico de primeras sensaciones y primeras experiencias y primeros momentos únicos e irrepetibles. ¿Irrepetibles? Ambos cogemos la pastilla y nos las metemos en la boca. Bebemos para pasarla mejor a nuestras gargantas. Y justo en el último momento te veo escupir la droga. Para mi es demasiado tarde y ya en breve no recordaré nada de todo esto.