ATENCIÓN

ATENCIÓN: la percepción requiere participación

lunes, 28 de febrero de 2011

SIN RUMBO

Llevo conduciendo durante horas. Después de discutir con ella salí con mi coche a perderme en la noche, conduciendo sin rumbo. Ya ni se donde estoy. Acabo de darme cuenta de algo, es la tercera vez que paso por este punto, sin embargo no tengo la sensación de estar dando vueltas ni de haber dado ningún giro. Sea como fuese está claro que me he perdido. Y de pronto oigo sirenas de ambulancias, bomberos y policías. Allí al fondo lo veo. Hay fuego y luces de colores. Las luces provienen de los coches oficiales, el fuego de un coche accidentado. Detengo mi vehículo delante del siniestro para satisfacer mi morbosa curiosidad. Al principio no comprendo nada. Poco a poco voy entendiendo. Es mi coche el que está envuelto en llamas y soy yo el que está tendido en el suelo a unos pocos metros del coche y a quien tratan de reanimar los enfermeros de la ambulancia. Arranco de nuevo mi coche sabiendo que todas esas maniobras de reanimación no servirán de nada y continuo conduciendo.

jueves, 24 de febrero de 2011

SERIE NEGRA

Como fuente de inspiración para este cuento he usado el tema Serie Negra del grande Nacho Vegas extraído del disco El Tiempo de las Cerezas, grabado con el otro grande Enrique Bunbury


1.
Es algo que se viene repitiendo prácticamente desde siempre. Hace ya meses que no escribo una sola historia. Si bien en mi vida se han alternado periodos de productividad eficaz y eficiente con periodos de absoluta ausencia creativa, estos últimos son muchos más largos y desesperantes. Solo hay que mirar el folio en blanco sobre mi escritorio para averiguar que toca. Escribo unas cuantas palabras vacías, sin sentido, banales. Hago una bola con la hoja donde he escrito y que llena ya una papelera, que llena ya un cubo, que llena ya un contenedor, que llena ya un camión de la basura, que llena ya un vertedero... montañas y montañas de falta de inspiración. Me rindo por hoy. Es la hora en la que en las calles de la ciudad solo hay gente rendida y decido unirme a ellos. Y es uno de ellos el que me da la idea. "Existe un hombre, un investigador, que resuelve casos, que encuentra cosas, si has perdido algo, aunque sea la inspiración, él la encontrará". Sonrío. Asiento. No se qué mezcla extraña he bebido esta noche y qué me hace pensar que es una estupenda idea ponerme en contacto con ese hombre.
2.
El investigador, se hace llamar Nacho, ha sido lo suficientemente sensato como para citarme por la tarde. Traté de cerrar la contratación de sus servicios anoche en cuanto supe de su existencia, le hablé de mi problema, de qué servicios solicitaba. Y él me respondió que me hablaría de sus condiciones al día siguiente, hoy, por la tarde, ahora, en una cafetería, aquí, delante de un café bien cargado, éste. "Está seguro de que quiere que me encargue de su caso". Asiento avergonzado. Ya sereno jamás pensé en que hubiera aceptado, es más, llegué a pensar de que todo formaba parte de un mal sueño, pero el caso es que está aceptando y ahora deseo ver a donde nos conducirá todo esto. "Mis condiciones son simples. Usted pagará todos los gastos derivados de la investigación, los grandes gastos se los consultaré pero seré yo quien decida que es un gran gasto. Al final de la investigación le haré una factura en base a lo costoso de mis pesquisas. Si decide abandonar la investigación yo decidiré cuanto cobrar. Y por último, lo más importante, no cometo actos delictivos, es más, si descubro que usted está metido en algo turbio mi obligación será denunciarle, y dependiendo de lo que sea tenga por seguro que lo haré. ¿Está todo claro?". Vuelvo a asentir, se ha explicado a la perfección. "No se preocupe, ahora, su inspiración, su musa, esta perdida, pero si existe, si alguna vez existió, la encontraré. Y cuídese, se le ve muy deteriorado".
3.
"¿Se burla de mi?". Nacho me mira fijamente. En su mano hay un expediente con una pegatina, y en ella está escrito mi nombre y el de una mujer a la que no soy capaz de ponerle cara. Niego con la cabeza como respuesta a su pregunta. "¿En serio no sabe que es lo que vengo a contarle? ¿Qué es lo que voy a mostrarle en este expediente?". Vuelvo a negar. "Claro que no, si lo supiera sería usted un tarado. En ese caso, esto es lo que hay, tengo dos noticias para usted. Una es mala, y la otra es peor. La mala es que su antigua alma, su musa, su inspiración, ya no le pertenece, está muerta. La otra seguro que la ha adivinado. Ahí fuera ya le están buscando. Era mi condición, si descubría que estaba metido algo oscuro le denunciaría". Por un momento le miro sin comprender. Luego comprendo de que me acusa. Por último comprendo que tiene razón y varios recuerdos vuelven a mi cabeza y se instalan en ella como si siempre hubieran estado allí. Mi alma, mi musa, mi inspiración está muerta y yo la maté. La maté porque eso hace que pueda seguir escribiendo, pero ese efecto dura poco y de pronto me veo sumergido en ese periodo largo de improductividad. Nacho lo ha descubierto. Y me ha denunciado. "Ya ha tenido tiempo de asimilar la noticia. Ahora debe irse, la policía está al llegar. Yo solo lo denuncio, pero no me pagan por entregarle, no olvide que es usted quien me debe pagar". Le entrego el sobre con sus honorarios, salgo por la ventana, aun en el alféizar le escucho decir "Ha sido un placer hacer negocios con usted" y huyo por la escalera de incendios.
4.
Llevo días alojado en un sucio hostal. Como mobiliario una cama y un escritorio y una papelera llena de bolas de papel arrugado con escritos vacíos de contenido. Me sorprende ser aun un proscrito ya que no he variado en nada mis costumbres. Solo he cambiado el lugar donde duermo y escribo. Pero sigo durmiendo y llenando mundos de bolas papel sin nada decente escrito en ellos y por las noches sigo consumiéndome en los mismos lugares en los que lo hacía antes. Si bien es cierto que a esas horas todo el mundo se consume y nadie sería capaz de reconocerme. Ahora mismo estoy sentado en uno de esos lugares rodeado de perdedores que lo son tanto como yo. Casualmente escucho decir al camarero que va a cerrar el bar unos días, que va a reformarlo. Decido proponerle un negocio. Antes de que cierre quiero organizar una fiesta en ese sitio, la noche antes del cierre, una fiesta privada. Estoy cansado de esta situación y he decidido tomar las riendas. Necesito volver a escribir.
5.
Llevo días organizando la fiesta. Asistirán todas las personas a las que he amado, todas las que alguna vez me han servido de inspiración, mis musas, hombres y mujeres. Todos. Pensé en usar el teléfono para llamarlos e invitarlos. Sin embargo me pareció mucho más romántico escribir esas invitaciones. Son las primeras hojas en semanas que no acaban en la basura y eso me alegra. Todas son enviadas por correo ordinario. Hoy es el día. Decido llegar tarde a mi propia fiesta, ser el último en llegar y verlos a todos ya reunidos. Cuando entro en el bar no veo a nadie. Asistirán toda las personas a las que he amado... me pregunto por un momento si de verdad he amado a alguien alguna vez. Todos están muertos. Murieron por mis manos. Ese acto me servía de inspiración. Se que la policía está al llegar. Y allí les espero. Tengo unas cuantas hojas de papel y un bolígrafo. Mientras espero escribo como un loco esta historia. Por fin ha vuelto mi inspiración. Pero quién ha muerto para que vuelva a crear. Al escuchar a la policía atrincherandose en la puerta del local lo entiendo. Aún no he matado a nadie pero alguien va a morir esta noche. La policía me pide que salga, pero no puedo hacerlo, he de resistirme, aun estoy escribiendo. Amenazan con disparar si no salgo, disparad si queréis, pero yo sigo escribiendo.



http://www.youtube.com/watch?v=F0vtT3aJaU4

EL CIEGO DE LA ONCE

El hombre empujó el carrito donde su hija dormía hasta la esquina. Allí estaba el ciego que día tras día le había vendido el cupón de la ONCE.
-¿Qué tal está hoy?
-Bien... y su hija... ¿No habla aún?
-Balbucea, nada más. Déme lo de siempre, ya sabe, un cinco.
-De acuerdo, pero... verá... necesito hablarle de algo. Invíteme a un café, le cuento y hoy no le cobraré el cupón.
El hombre vaciló un segundo. Pero no había desayunado aun esa mañana. Aceptó.
Ya en el bar, con dos cafés y una tostada, el ciego habló.
-Verá, ha ocurrido algo. Ayer, al ir a la oficina, quise improvisar un nuevo camino. Pero mi memoria espacial me falla a veces, y sin ojos... pues ya intuye... me perdí. Llegué tarde y no pude devolver los cupones no vendidos. A veces pasa y, aunque es un jaleo, el caso es que se pueden devolver al siguiente día. Sin embargo, la cosa no acaba ahí, al escuchar en casa el sorteo por la radio... Tengo tres cupones del número premiado. ¿Se lo puede creer? Son unos cuantos millones, de las antiguas pesetas, claro...
-Enhorabuena... parece que al final debería ser usted quien invite al café, ¿no le parece?
La niña, su hija, se revolvió en el carrito, pero siguió durmiendo. Nadie se dio por enterado. El ciego buscó con sus manos el café. Bebió un sorbo. Con las manos, de nuevo, buscó un lugar donde volver a dejar la taza. Continuó.
-Pues verá, no es tan sencillo. Ahora que lo dice, aun no voy a poder invitarle. Como le dije, tengo los cupones por una irregularidad. No puedo cobrarlos.
-Pues vaya... y qué piensa hacer.
-Ya lo estoy haciendo. Voy a  pedirle ayuda.
-¿Perdón? ¿Cómo puedo ayudarle?
-Cobrando usted el dinero. Usted compra un cupón cada día. En realidad nadie sabe que compra solo uno. Podría comprar dos, o cinco, o tres, nadie lo sabe, nadie lo investigaría. Es lo habitual. Tan solo le darán la enhorabuena en el banco y le pagarán el dinero. Lo cobrará por mi. Por supuesto, le compensaré por ello.
-No es necesario que lo haga, de verdad, le haré encantado ese favor.
-Insisto en compensarle, sobretodo porque voy a pedirle mi parte por adelantado.
-¿Cómo?
-Quiero que me de una cantidad por adelantado- en ese momento el hombre se dio cuenta de que el ciego llevaba un rato jugando con un papel moviéndolo entre sus dedos. Se lo dio al hombre- quiero que me de la cantidad que figura en el papel. Yo le daré los cupones. Y usted podrá cobrarlos.
El hombre desdoblo el papel y leyó la cifra. La niña, su hija, volvió a moverse en el carrito. Tal vez tuviera un sueño inquieto.
-Pero esto es más de la mitad del premio...
-Usted no ha hecho nada, los cupones son míos.
-Lo se, pero... por qué tendría yo que darle nada, de hacerle el favor lo haría gratis, no necesito ninguna compensación.
-Verá, seamos sinceros, apenas le conozco, tan solo se de usted que me compra el cupón todos los días. No le conozco más que de eso, de venderle su cupón cada mañana. Nuestro encuentro diario no llega a durar ni 30 segundos de intercambio de palabras casi banales. En realidad prácticamente no se quien es usted. Es un completo desconocido para mi.
-No se fía.
-Por supuesto que no me fío de usted, ya sabe cual es el premio, es mucho dinero.
-Y entonces... ¿por qué me eligió?
-Es usted la primera persona a la reconocí como cliente habitual y ha venido sola a comprarme el cupón. Suerte, destino, según se mire. ¿No es lo que busca cada día al llevarse su cupón?
-Si, claro, además quiero ayudarle, y entiendo que no se fíe. Pero... lo que me pide es una cantidad elevada, no dispongo de tanto dinero.
-Sea sincero conmigo, por favor- parecía que el ciego le mirara- piensa que voy a timarle. A engañarle. Quedarme con su dinero. Pero no ha considerado todas las variables. En realidad me conoce más de lo que piensa. Le he vendido el cupón desde hace ya mucho tiempo. Puede localizarme en la ONCE. Allí pueden darle mis datos. Con el dinero que le pido sabe que no me compensa dejarle tirado. Sin embargo yo si tengo que pedírselo ya que no le conozco a usted, ni siquiera se donde vive ni como localizarlo. Además usted puede denunciarme si lo engaño, pero yo no puedo denunciarle a usted si se fuga con los cupones. ¿Lo entiende?
-Está bien, de acuerdo, no es un timo. Es cierto que desconfío, pero por otro lado soy sincero cuando le digo que no dispongo de esa cantidad de dinero.
-De acuerdo- el ciego se mostró comprensivo- le daré los cupones, vaya al banco, cobre el dinero, separe su parte y traiga la mía, yo esperaré aquí, con su hija.
-¿Pretende quedarse con mi hija como aval?
-Señor... debe entenderlo, necesito tener la absoluta seguridad de que va a volver. No entiende lo importante que es para mi. Le explicaré. Soy ciego desde muy pequeño. Me he enterado que hay un tratamiento experimental de momento ilegal. Tan ilegal que para que se me practique debo de conseguir por mi cuenta unas corneas en el mercado negro. Con ese dinero, con mi parte, podré pagar las corneas. Con ese dinero podré ver. ¿Entiende lo importante que es para mi?
Hubo un silencio. Al fin el hombre habló.
-Está bien, lo haré.
Casi una hora después el hombre salió del banco con una bolsa de deporte cargada de billetes. Aunque no dudo casi por ningún momento de la historia del ciego sintió una gran liberación cuando cruzó la puerta de la entidad bancaria con el “botín”. Entró en el bar con único pensamiento en la cabeza. En realidad no le hacía falta el dinero. Renunciaría a su parte. Es más, había decidido no comprar nunca más el cupón de la ONCE, todo estaba bien en su vida tal y como estaba y la ilusión de un premio ya no le emocionaba. No necesitaba ese cupón, no necesitaba la ilusión, no necesitaba el premio. Y de pronto el hombre se volvió tan ciego como el ciego. O como si se hubiera vuelto. Porque por mas que miraba no fue capaz de ver al ciego. Por supuesto, tampoco a su hija.

martes, 22 de febrero de 2011

CURIOSIDAD

-Quiero saberlo absolutamente todo sobre ti.
-Pero el día que lo sepas todo perderás el interés y te irás.
-Lo sé, pero soy demasiado curiosa.

lunes, 21 de febrero de 2011

ADICCIONES


- Don Manuel, otra vez por aquí...
- Ya lo se señorita, no me eche la bronca. Se que es la tercera vez, se que la última conseguí incluso acabar el programa de desintoxicación... Pero llego luego a la calle y... no se que me ocurre. Se ve que quedan facetas en mi vida que aun debo trabajar. Y ya ve, vuelvo a estar aquí.
- Esta bien, por lo menos reconoce y regresa. Eso es importante. Pero tiene que apartar de una vez la droga de su vida, por usted, por las personas a las que quiere.
-Si lo se.
La señorita se levanta y se va hacia el despacho donde guardan los expedientes de las altas terapéuticas para recuperar el expediente de don Manuel. Este mira a la señorita y no puede evitar imaginarla en otro contexto. "Apartar la droga de mi vida por las personas a las que quiero..." musita para si el drogadicto "...el problema, señorita, es precisamente cuando aparto mi droga de mi vida."

domingo, 20 de febrero de 2011

NUEVAS TECNOLOGÍAS

El hecho de que hable contigo por un chat no quiere decir que quiera verte. Prefiero recordarte como un fantasma entre los bits que como la mujer que me destrozó el corazón.

sábado, 19 de febrero de 2011

DORMIR, SUFRIR, MORIR

Dormir es un cuento que ya fue publicado, sin embargo forma parte de una especie de trilogía (tan de moda de un tiempo a esta parte) así que lo recupero y lo uno a los otros dos cuentos que de algún modo lo completan, o se autocompletan...

Dormir


“Déjame dormir un poco más, quiero ver el final de mi sueño. Es tan bello...” Y se dio cuenta de que el final del sueño había llegado, y se hacía realidad por que era ella quien trataba de despertarlo.


Sufrir


“Déjame dormir un poco más, quiero ver el final de mi sueño. Es tan bello...” Y se dio cuenta de que el final del sueño había llegado, ya que era el dolor de su muerte quien trataba de despertarlo.


Morir


“Déjame dormir un poco más, quiero ver el final de mi sueño. Es tan bello...” Y se dio cuenta de que el final del sueño había llegado, ya que era el dolor de su ausencia quien trataba de despertarlo.


viernes, 18 de febrero de 2011

SUPERFICIALIDAD

Tenía unos pechos bonitos, grandes y perfectos. Y su cuerpo era precioso, casi increíble, todo lleno de curvas vertiginosas. Lo peor era que ella lo sabía, y tal vez por eso se embutía en esos vestiditos que se pegaban a su torso y casi se convertían en su segunda piel. Vestiditos que desafiaban el fin originario de su creador, vestir y ocultar, e insinuaban y mostraban las lindezas de esta diosa. Por eso cuando me eligió a mi de entre toda la chusma que babeaba por sus huesos me sentí tocado por la pluma del ala de un ángel. Sin embargo, al llegar el invierno, y con él el frío, ella se fue escondiendo, capa a capa, en abrigos y prendas cada vez mas gruesas. Sus formas se habían perdido. Y de pronto sentí que no podía mantener con ella ni una sola conversación interesante. No tuve mas remedio que despedirme de ella... hasta el verano siguiente. Aunque también rezo porque este año venga una primavera calurosa.

jueves, 17 de febrero de 2011

OJOS VENDADOS


Cuento que surge de trabajar con la letra de la canción “Ojos Vendados”
de Loquillo y los Trogloditas

El dolor en sus muñecas era casi insoportable. Las ataduras que le aprisionaban las manos eran muy fuertes. Forcejeó. Pero eso empeoraba la situación, el roce con la carne de las cuerdas destrozaba la piel y se hundían en ella.
Sus ojos estaban vendados. Lo habían estado durante horas.
Trató de recordar, de hacer memoria. La carretera vieja. Un coche en la cuneta. Tres sombras haciendo señas para que se detuviera. Al bajar del vehículo, una paliza. Golpes hasta que quedó reducido en el suelo. Unas esposas. Unas cuerdas. Una capucha. Su cuerpo tendido en el maletero de su propio coche. Y un solo recuerdo, un solo pensamiento. Su amada le esperaba en el pueblo siguiente, en la plaza, en el banco bajo el nogal, como todos los viernes, tras salir de trabajar, esta vez, ajena a todo lo que ocurría. Esperando, siempre esperando. Y luego nada más. No recordó nada más.
Alguien entró en la sala. Al tratar de balbucear un grito de dolor sintió la mordaza. Gritó. Pero la tela en su boca amortiguó los sonidos hasta hacerlos casi inaudibles. Sintió entonces el dolor agudo en el estómago. Alguien acababa de golpearle con fuerza, tal vez la misma persona que había entrado en la sala.
Otras dos personas entraron después. Lo supo por que lo hicieron conversando despreocupadamente.
-Ha despertado.
-Estupendo. Daremos una lección a este violador de mierda.
El reo escuchó este breve parafraseo y trató de darle coherencia en su cabeza. No fue capaz. Un instante después recibió un fuerte golpe por encima del cuello. Cayó al suelo. Trató de gritar. Más golpes. En las piernas, en la cabeza, en el estómago. Pero las cuerdas y la mordaza estaban demasiado fuertes. No pudo defenderse. Se abandonó en el suelo y soporto como pudo el dolor, preguntándose por qué. Por qué estaba ocurriendo todo aquello. No obtuvo respuesta. Sus captores golpeaban en silencio y su cabeza, saturada, sólo le traía a la mente el recuerdo de su amada.
Lo levantaron. Una luz cegadora golpeó sus ojos. Le habían quitado la venda. Pero no pudo ver nada. Demasiadas horas sumido en la más profunda de las oscuridades. Demasiados golpes en la cara habían hinchado su rostro. Los captores sabían esto cuando le retiraron el trapo.
-Ahora vas a saber que se siente, hijoputa.
Y sintió como le bajaban los pantalones. Sintió como en poco tiempo había caído en un estado de indefensión y apenas podía poner resistencia. Sintió como le daban la vuelta y como lo colocaban de cintura para arriba sobre una mesa.
-Espera, quiero oírle gritar. Aquí no le escuchará nadie. Quiero oírle gritar.
Le quitaron la mordaza. La boca le dolía, se sentía los labios hinchados y la lengua completamente seca. Trató de balbucear algo, pero aún no podía. Ni siquiera sabía que decir.
Sintió algo duro y frío en su piel. Pudo adivinar que era como una barra metálica, o quizá un rastrel de madera, en su culo. Trató de resistirse al comprender que iba a pasar. Pero dos de sus captores lo retenían con fuerza. La barra se introdujo dentro suyo y esta vez sí pudo emitir un sonido: un grito desgarrador.
Unos minutos después ya no sentía la barra, aún así siguió gritando, dejándose la voz en cada aspiración. No sentía la barra, sólo sentía dolor y humillación.
-Esto no es suficiente. Quiero humillarlo aún más. Voy a penetrarlo yo, por mi hermana. Lo haré yo.
Sintió un cambio de posiciones en sus captores. El que tenía la barra la tiró al suelo, era metálica, lo supo por el sonido, y se colocó a su lado para asirle con fuerza.
El reo volvió a sentir en su culo una sensación de presión, parecida a la de antes, solo que esta vez más cálida. Quiso gritar más fuerte, mucho más fuerte. Pero esta vez trató de contenerse. Tan solo lloró. En silencio.
-¿Qué se siente, hijoputa, al ser violado? Cabrón de mierda... ¿qué se siente? ¿Le preguntamos a mi hermana?
-¿Por qué me hacéis esto? ¿Por qué? -Y entre sollozos, la última palabra se juntó con un grito. Esto debió excitar al captor. Sintió un liquido resbalando entre sus piernas.
Volvieron a ponerle la venda y la mordaza. Le subieron los pantalones y le dejaron tirado en el suelo. Él siguió llorando, y en su cabeza, el recuerdo de su hermosa chica, esperando, esperándole en la plaza, en el banco debajo del nogal, como todos los viernes, tras salir de trabajar, esta vez, ajena a todo lo que ocurría. Esperando, siempre esperando. El reo inocente había perdido toda esperanza. Jamás volvería a besar los labios de la mujer que amaba.
Los minutos se enmarañaron con las horas y perdió la noción del tiempo. Estaba inmerso en una gran pesadilla de golpes, y vejaciones, y violaciones, y maltratos, cuando sus captores entraron, discutiendo, en la sala.
-Pero ha tenido que ser él. Mi hermana lo reconoció.
-Pues está claro que se equivocó.
-¿Y que hacemos con éste?
-Le soltaremos. Ni siquiera nos ha visto la cara.
Y de pronto el silencio. Los tres captores miraron al reo, sentado en el suelo, ensangrentado, devolviéndoles la mirada. En un forcejeo había conseguido quitarse la venda y ahora les miraba fijamente.




http://www.youtube.com/watch?v=UWUeJ9SHb2A


martes, 15 de febrero de 2011

INCOMPRESIÓN

Al contemplar mis manos bañadas en tu sangre y al observar el armazón sin vida tendido en el suelo que hacia las veces de tu cuerpo comprendo que todo ha terminado. Que hemos llegado, conseguido, la expresión máxima del amor cuyo culmen ha sido tu muerte y mi destrucción. Pero hemos hecho participes a demasiada gente de nuestro acto y alguien ha llamado a la policía. Un agente está del otro lado de la puerta gritando que abra, cosa que, por supuesto, no hago. En cambio, beso tu cuerpo sin vida como si te besara a ti, aunque se que no estas ahí, sino que ahora existes como un ser atemporal, incorpóreo. Eres completamente libre. Y decido, en el último momento, saltar al vacío por la ventana, justo en el momento en que la policía tumba la puerta. Lo hago por que sé que nadie entendería esta muestra tan brutal de amor y la prisión no era algo que entrara en los planes de ninguno de los dos.

miércoles, 9 de febrero de 2011

AZAR

Siempre estaba allí, fuese donde fuese, siempre se la encontraba, como por casualidad. Eran demasiadas casualidades. Pero es que a veces las casualidades son demasiadas.

martes, 8 de febrero de 2011

MALVADO

Niño-polen era muy travieso. Se divertía buscando a los niños alérgicos y los molestaba hasta casi hacerlos llorar.

sábado, 5 de febrero de 2011

HELL


100 entradas ya en mi blog... todo empezó con un cuentecito, sentencias, que jamás pensé que fuera a acabar en un escenario. Tiempo después escribí esta piecita, un poco clown, para llevarla a escena y, cosas que tiene esto de la creación, nunca llegó a llevarse a un escenario. Me parece justo que para celebrar estas 100 primeras entradas en mi blog sea precisamente este texto el que ocupe esa entrada número 100. El texto en sí es un poco sartriano (esta palabreja me la he inventado, jejeje) y hay fragmentos que son homenajes y adaptaciones, me parece justo matizar...



Dos niños entran en escena con una marcha fúnebre cantando una canción infantil con un tono muy tétrico “ahora que vamos despacio vamos a contar mentiras”. Hacen un recorrido por el escenario y terminan de frente al público con el el fin del estribillo de la canción. Miran al público. Comienzan los juegos. Botan una pelota, revuelven, corren, enredan, se tiran del pelo, juegan con el público... En un momento los dos van al centro del escenario y empiezan a pintar en unos folios. Cuatro folios, en cada folio una letra, una letra que formará el título de la pieza teatral y que colgarán en el telón de fondo del escenario: “HELL”.


Una vez terminan los niños dejan de ser niños. Son ya ancianos. Dos ancianos, 1 y 2.


1y2: ¡¡El infierno!!

1: Así que esto es el infierno.

2: Pues no lo esperaba yo así.

1: Es oscuro.

2: Tétrico.

1: Pequeño.

2: Muy pequeño.

1y2: Y ahí hay gente que mira y observa.


Se miran. Se examinan.


1: No estoy nada mal.

2: Alguna arruga quizás.

1: Alguna cana.

2: Postura incorrecta.

1y2: Estoy bien, me encuentro bien.

2: Quizás el cartel esté equivocado. Quizás esto no es el infierno.

1: ¿Por qué pienso eso?

2: ¿Y por qué debería estar aquí?

1: No lo se...

2: Nunca hice nada malo.

1: Un niño modélico.

2: Un adulto ejemplar.

1y2: Un anciano entrañable.


Pasan unos segundos estáticos mirando al frente con la mirada perdida.


1: No creo en dios.

2: ¿Qué?

1: Eso, que no creo en dios.

2: ¿Y eso es motivo para mandar a alguien al infierno?

1: No lo se...

2: Es como que te fusilen por no creer en la dictadura.

1: Puede...

2: Además, sigo sin saber si realmente dios existe, quiero decir: Todavía no lo he visto, ni siquiera me ha juzgado.

1: Existe, claro que existe.

2: ¿Cómo estoy tan seguro?

1: Estoy en el infierno, ahí lo pone. Si hay infierno tiene que haber cielo. Y si hay cielo tiene que haber dios. Es lógico.

2: Pudiera ser... es lógico.


Pasan unos segundos estáticos mirando al frente con la mirada perdida.


1: Luego está lo de Samuel.

2: ¿Qué?

1: Lo de Samuel.

2: Y a qué viene Samuel ahora.

1: Que igual estoy aquí por Samuel.

2: ¿Por Samuel? ¿Qué dices? Si solo era un niño. ¿Qué tendría? ¿Tres años?

1: Cinco.

2: Aún así era un niño.


Aquí se produce un cambio. 1 cuenta la historia desde un personaje anciano y 2 desde un personaje niño. Ambos miran al frente.


1: Recuerdo a Samuel.

2: Lo había pedido de regalo de cumpleaños.

1: Un hermanito.

2: Quiero un hermanito para mi cumpleaños.

1: Para jugar con él.

2: Para quererlo... Y mis padres...

1: (Con voz de adulto exagerada) Que si, que pronto, que ya la cigüeña te va a traer pronto a tu hermanito como regalo de cumpleaños.

2: Y un día llegó.

1: Un tiempo antes de la fecha de mi cumpleaños.

2: Se ve que aunque las cigüeñas son las que marcan el día de tu cumpleaños luego olvidan y no saben mucho de fechas.

1: Samuel, mi regalo de cumpleaños.

2: Mi regalo de cumpleaños.

1: Allí estaba.

2: Gordo.

1: Pequeño.

2: Rechoncho.


Pausa.


1: Pronto me di cuenta de lo pretencioso de mi regalo.

2: Yo era demasiado pequeño y no me podía ocupar de él. De mi regalo.

1: Mis padres debían de hacer todo el trabajo, el trabajo más duro.

2: Así que a pesar de lo que quise ese regalo, de lo que lo quería, de lo que lo había deseado...

1: No podía dejar que mis padres se ocuparan de todo ese trabajo.

2: Y decidí deshacerme de mi regalo ahogándolo en el fondo de la bañera.


Pausa.


1y2: (Como niños) Samuel.


Pausa.


1y2: (Como ancianos) Samuel.

1: Era un niño.

2: No puede ser por eso.

1: Lo hice con buena intención.

2: No puede ser por eso.

1: Quería liberar a mis padres de todo ese trabajo.

2: No puede ser por eso.

1: De hecho no hacían mas que quejarse.

2: No puede ser por eso.

1: Entonces tuvo que ser por lo de no creer en dios.

2: ¿Tú crees?

1: Quizás, no lo se...


Aquí se produce un nuevo cambio. Esta vez 2 cuenta la historia desde un personaje anciano y 1 desde un personaje niño.


1: Recuerdo... yo tenía 13 años. Recuerdo a aquel testigo de jehová que vino a casa.

2: Primero habían sido los de la iglesia evangélica.

1: Sí, pero lo importante...

2: Quince minutos después fueron los mormones los que llamaron a la puerta.

1: Ya pero a lo que iba...

2: Estaba viendo bola de dragón y 17 minutos después, a mitad del capítulo, los de la secta esa vendiendo pasajes para la nave espacial.

1: Vale... Y por último los testigos de jehova.

2: (con voz de adulto forzada mostrando una amabilidad excesiva) ¿Está tu mama en casa?

1: No, por última vez, no.

2: Venía a traerle el último número de nuestra revista...

1: Tiene que liberar a mi madre.

2: ¿Qué? ¿Por qué?

1: Desde que mi madre lee su revista hace muchas cosas raras y... a mi me da miedo. No me gusta nada su religión. Desde que llegó a mi vida no hago más que pensar en cosas... ¿Qué clase de dios hace pensar a los niños incluso cuando no están en el cole?

2: Bueno, a veces uno se preocupa... pero... para todo debe haber una razón.

1: Ya, como dicen sus revistas, las he leído, ¿sabe? Dios, jehová, es mucho más grande y más sabio. Intentar comprender lo que piensa es como si una hormiga intentase comprender que pensamos nosotros...

2: Exacto. Pero podemos confiar en su sabiduría y tener fe en que él siempre nos mira.

1: Claro, como hago yo con el hormiguero del patio. Me pasé días mirando las hormigas tratando de distinguir las que eran buenas de las que eran malas. Pero parecían todas iguales... Así que las castigué a todas.

2: Pero eso no es...

1: Las castigué a todas con la manguera, con gas de un mechero, con un palo, con mi mano... y... no me di cuenta al principio pero luego me pasé con la pala. Las hormigas podrían haber rezado todo el día. Daba igual, no las habría oído. En realidad creo que no pudieran hacer nada.

2: Pero eso no es lo que dice...

1: Y con nosotros es igual. Tampoco podemos hacer nada por cambiar. ¿Por qué preocuparse? Ey, ahora estoy mucho mejor...

2: Bien, eso está muy bien, yo creo...

1: Creo que lo que debemos hacer es comportarnos como si tal cosa y no pensar en que dios pueda estar ahí arriba con una pala gigante.

2: Bien.. eso está... ¿bien?

1: Adiós...


Hace un gesto como de cerrar una puerta y se vuelve al centro del escenario y se va trasformando en el anciano. 2 al principio se muestra desconcertado por la conversación, luego vuelve al centro del escenario trasformado en anciano también.


1: Ha tenido que ser por eso.

2: Pero no es justo.

1: O por lo de Samuel.

2: Otra vez con Samuel... yo era un niño...

1: O por...

2: (Gritando) ¡Era un niño! Un niño... ¿Cómo se puede condenar a alguien por lo que hizo cuando era un niño? ¡Es absurdo!

1: A mi no me grites... yo no soy quien me ha mandado aquí...

2: Un niño, inocente, con pensamientos y actos inocentes. Luego crecí y fui una persona recta.

1: Siempre fui un niño. Lo de Samuel o lo de dios, siempre fue porque yo estaba encima de todo eso. Siempre era yo. Una imagen ante un público, pero siempre yo. Por eso este es mi infierno...


Pausa.


1y2: Así que este es el infierno. Mi infierno.

2: Un publico impasible.

1: Y yo solo con mis pensamientos.

2: Y yo solo con MIS pensamientos.

1: Pues no se está tan mal...

2: ¿Cómo que no se está tan mal?

1: Y ahora qué problema tienes...

2: Hace calor, nos miran, y mis propios pensamientos me molestan.

1: Bien, pues me voy.


Se gira, de momento no se va.


2: Pues vete.

Ahora 1 sí que se va.


2: Y ahora qué pienso... (se sienta). ¡No puedo pensar! Qué sensación más extraña. ¡No puedo pensar!


Un pelota sale rodando por el lateral por donde 1 se fue. 2 la para, sonríe. Por el lateral se asoma 1.


2: Pues bien, continuemos.


Telón.