El rey ve cojear a su deforme hija y sabe que no ha tropezado. Acto seguido mira al bufón de la corte, al cojo bufón de la corte, al deforme enano bufón de la corte el cual sonríe, como siempre, y comprende, el rey, que no es la degeneración y la endogamia la que ha deformado a su hija.
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