"una limosna para este povre mendigo que por ser manco no puede travajar".
Ya al final de la tarde el mendigo, con un solo brazo, dobla trabajosamente el cartón donde está escrito su mensaje. Una vez doblado, y solo entonces, descubre su brazo oculto dentro de la chaqueta, lo mete por la manga, recoge sus bártulos y se va. Muchas veces he pensado en ese gesto, en lo trabajoso de la acción de doblar el cartel con un solo brazo. Solo puede haber una explicación. El mendigo, farsante, sí, al menos desea conservar la magia de su personaje hasta el último momento.
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