Aquel año hizo tanto frío que en los días especialmente tristes no podía salir a la calle porque las lágrimas se congelaban convirtiéndose en témpanos de hielo que se clavaban en los ojos y hacían sangrar mis mejillas convirtiéndose, entonces, las lágrimas, en lágrimas de sangre.
Por aquel tiempo tú no estabas y yo no podía salir solo a la calle porque las manos se me helaban. Tuve que perderme en los brazos de una cualquiera que me abrazara al pasear, que me diera calor y juntos recorrer los rincones de la ciudad. Pensarás que te fui infiel. Y no es cierto. Eso lo hice por ti. Aunque también por mí. Necesitaba recordar los sitios en los que estuve contigo. Temía olvidarlos y olvidarte a ti con ellos. Nunca te fui tan fiel como cuando te fui infiel. Siempre pensaba en ti.
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