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ATENCIÓN: la percepción requiere participación

sábado, 12 de marzo de 2011

EL ENTIERRO DE LA SARDINA

La mujer contempla el cadáver de su marido dentro del ataúd y es incapaz de derramar una sola lágrima, es más, casi debe contener una leve sonrisa. Se siente turbada, no hay motivo para esos sentimientos, y se sorprende por no poder llorar, a pesar de que es lo que lleva haciendo toda su vida. Junto a la caja, en cambio, hay una mujer de luto que llora sin consuelo, en silencio, pero evidente, en ese punto justo entre lo pertinente y lo no escandaloso que sólo logran las profesionales. Esta mujer no cobrará por sus servicios esta noche, hoy lo hace como un favor personal. La dama vestida de negro llama la atención del hijo de la mujer, demasiado pequeño para comprender lo que ocurre, que pregunta "Mama, quién es esa señora". Ella le responde "Es una plañidera". El niño curioso vuelve a preguntar "Qué es una plañidera". "Una plañidera... eso es la profesión de tu madre".

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