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ATENCIÓN: la percepción requiere participación

domingo, 13 de marzo de 2011

TAMPOCO ES MI FIESTA NACIONAL

El toro mira al torero con desprecio, ese fantoche vestido de colores brillantes. Sabe que la corrida ha sido buena y habrá trofeos tras la muerte. Observa la sangre derramada en el suelo e intuye que aún caerá más. El público la quiere, el público grita por conseguirla. Es el momento, el momento final, su momento, todo se decidirá aquí. Mira de reojo al público casi enloquecido y avanza hacia el pelele con su telita roja y su espadita, la esquiva con un precioso giro y le clava su cuerno en la arteria femoral cuando pasa por su lado. La entrada ha sido perfecta y la sangre fluye, la muerte llegará en breve. El público calla por un momento. Acto seguido ruge con ferocidad. El tendido al completo vitorea al héroe de la tarde y solicita para él al presidente las dos orejas y el rabo del torero tendido ahora en el suelo.

2 comentarios:

  1. Como detesto las corridas de toros, es un acto cruel y salvaje...mas el final de este cuento es MUY BUENO!!

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  2. Hasta tres versiones escribí de este cuento, todas perseguían el fin de proclamar a los cuatro vientos que no puede llamarse fiesta nacional a ese acto con el que muchos "nacionales" no nos sentimos identificados... Este es el que más me convenció, el resto los destruí. A veces guardo alguna versión de mis cuentos, pero en este caso me resultó reiterativo... Tal vez retome alguna de esas otras dos versiones y rehaga el cuento pero con otro fin... ya veremos como acaba esto... jejejeej

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