El hombre extranjero entró en el bar y pidió al camarero que no creía en las faltas de ortografía una ración de papas arrugadas. Al rato, el camarero le sirvió en un enorme plato a su anciano progenitor acompañado de mojo picón. "Lo fácil que sería llamarlo patatas, como en otros lugares" protestó ligeramente contrariado e hincó el diente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario