Apretó su cuello con fuerza. Mantuvo. Soltó en el último momento. Segundos después estaba llamando por teléfono.
"He intentado matar a mi mujer, vengan a por mí. Les estaré esperando".
Al rato se iba esposado, ante la atónita mirada de su esposa, pensando que este era el único modo en que ella lo dejaría irse, y aún así no estaba seguro.
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