Mi sangre se mezcló con la tuya dibujando un corazón deforme en el suelo.
- Ni siquiera debería estar aquí- dijiste entonces.
- Da igual, pronto dejarás de estar.
Minutos después tú abandonaste este mundo, a mi me quedaría aun un rato más de extraño sufrimiento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario